No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca.
(Hebreos 10:25
Nadie es una isla. No puedes vivir la vida cristiana solo. Cuando Jesús envió a sus discípulos a predicar el evangelio, iban en grupos de por lo menos dos. Nosotros no somos mejores que los apóstoles. Necesitamos a nuestra familia.
En Jesús, todos somos hijos de Dios. Eso significa que somos familia. Solamente en familia, como iglesia, crecemos y nos volvemos más fuertes para lograr cumplir con la misión de Cristo: alcanzar al mundo con el evangelio. No es fácil porque todos fallamos, pero es esencial. ¡No ignores a tu familia!
Para estar más unido a la familia de Cristo:
Participa en una iglesia
Busca personas con las que puedas orar regularmente
Pregunta a tu pastor cómo puedes ayudar
Para orar:
Señor Jesús, ayúdame a amar a los hermanos que me has dado. Quiero ser una bendición para mi familia espiritual. Que tu amor nos haga más unidos para que más personas puedan conocerte. Amén.
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