Lucas 8:23
Mientras navegaban, Jesús se quedó dormido. Pero se desencadenó en el lago una tempestad con viento, de tal manera que la barca se inundó y corrían el peligro de naufragar.
Me llama la atención cómo Jesús en medio de la tempestad se mantuvo firme, no se irritó, tampoco tuvo miedo; solo se mantuvo firme. A veces necesitamos eso en todas las áreas de nuestra vida: firmeza para creer, mantenernos, esperar, escuchar.
La firmeza se desarrolla como el oro en medio de la tempestad y aunque, muchas veces no entendamos por qué es necesario desarrollar este carácter, lo importante es que nos ayudará a resistir las más grandes batallas de la vida.
Puede que no se vea relevante a simple vista, pero sin duda, trae bendición a aquellos que saben esperar y resistir. “El Señor DIOS me ayuda, por eso no soy humillado, por eso como pedernal he puesto mi rostro, y sé que no seré avergonzado” Isaías 50:7.
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