El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes.
(Deuteronomio 31:8)
Estas palabras se las dijo Moisés al joven Josué. Imagínate, ¡tener que liderar un pueblo en la conquista de una gran promesa! Solo con pensarlo nos damos cuenta de cuán grande era el desafío. Cuando Moisés le dijo estas palabras a Josué, quiso dejar bien claro que él no estaría solo: ¡el Señor mismo iría delante de él!
En realidad, esas palabras más que una profecía eran un testimonio. Moisés era testimonio vivo de que Dios había estado al frente de su pueblo. Desde la salida de Egipto y hasta Canaán, el Señor no desamparó a su pueblo. Dios es fiel y cumple todo lo que dice, y fue con esa certeza que Moisés animó a Josué. El mismo Dios que los sacó de la esclavitud los guiaría hasta poseer la promesa.
No tengas miedo, Dios nunca nos dejará. A veces miramos atrás y nos sentimos solos, pero en realidad Dios está ahí al frente nuestro. Al seguir sus pasos logramos avanzar. Dios no solo está con nosotros, sino que nos ayuda a seguir adelante confiados en sus promesas. No te desanimes, no tengas miedo, el mismo Señor irá delante de ti
Él nunca te dejará
Esfuérzate en tener una mayor comunión con Dios. Quien lo busca lo encuentra.
Lee la Biblia. Cuando conocemos las promesas y vemos lo que Dios ya ha hecho, nuestra fe aumenta y también la voluntad de seguir avanzando.
Si tienes la sensación de estar solo, ora. Habla con Dios, tienes acceso a él a través de su Hijo Jesucristo.
Para orar:
Señor Dios, tú eres fiel y no abandonas a nadie. Quiero agradecerte porque estás conmigo en todas las situaciones. Guíame en la dirección de tus promesas. En el nombre de Jesús, amén.
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