Camino de Rey

23 de jun de 20222 min.

Es más importante obedecer a Dios que a los hombres

¡Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres! —respondieron Pedro y los demás apóstoles—.

(Hechos 5:29)

Los apóstoles y discípulos recibieron de Cristo la misión desafiadora de anunciar el Evangelio. Sin embargo, los líderes judíos la rechazaron, negándose a oír e intentando impedir que ellos predicaran el mensaje del Señor Jesús. En nuestros días vivimos limitaciones diferentes, pero las imposiciones son bastante similares. Los hombres que rechazan a Dios intentan silenciar el Evangelio genuino con sus agendas seculares y su ideología dominante.

Pero es más importante obedecer a Dios que a los hombres. Esfuérzate en vivir los principios y valores de la Biblia cueste lo que cueste. Anuncia toda la Palabra de Jesucristo aunque algunos te rechacen o intenten impedirlo. Ninguna institución humana cumplirá esa tarea que compete a la Iglesia de Dios. Por eso, en la fuerza del Espíritu Santo, revístete de las armas que Dios da y testifica la salvación de Jesús al mundo.

Obedece a Dios primero

Medita: ¿estás de acuerdo o te inclinas favorablemente a temas actuales que la Biblia no apoya? ¿Sientes vergüenza de decirle a tus conocidos no creyentes que eres cristiano evangélico?

Asume una conducta cristiana dentro y fuera de la iglesia. El mundo necesita ver el carácter de Cristo reflejado en su pueblo.

Oye la voz de Dios (su Palabra) y obedece fielmente sus mandamientos.

Ora y da testimonio de lo que Cristo ha hecho en tu vida. Habla y vive el amor de Dios.

No te escondas. Marca la diferencia manteniendo una postura cristiana estable y sabia.

Para orar:

Señor Dios, ayúdame a obedecerte en primer lugar sin temerle al juicio o al rechazo de los demás. Que yo siga tu verdad, aun cuando los hombres defiendan la mentira y amen la oscuridad. Enséñame a vivir la fe ardiente, basada en los principios bíblicos y a testificar con corazón puro tu amor verdadero. Que mi conciencia sea gobernada por tus leyes por encima de los patrones humanos. En el nombre de Jesús, amén.

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